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Nuestro sueño de comunidad
Pepe Ferrer, sma

En la comunidad cada uno vive su vocación. Silencio, contemplación, respeto mutuo, desde ahí se da testimonio en el medio donde estamos. La comunidad suscita interés, da razón del amor que vive, vive insertada en la pobreza entre los pobres. Cada uno pone al servicio sus dones.


Comunidad que apoya, que reza. Se preocupa y ocupa de enfermos y minusválidos, que son Cristo.

Cada uno encuentra sus espacios vitales, es feliz, realiza su vocación misionera, encuentra su sitio. No es una comunidad clerical, hay laicos, cada uno con su vocación.

Es una comunidad abierta, acogedora.

La misión está en Europa y en África, la comunidad está abierta en el espacio, somos la misma comunidad, porque es lo que nos da fuerza. Por muy lejos que estés sabes que la comunidad está detrás. El juntarnos para rezar, para ver, esa es la comunidad. Una comunidad que respeta el silencio, no culpabiliza a nadie de la situación, no se sabe cómo se llega a ella, se hace silencio de los malos pensamientos que llegan.

Hay una reflexión para que el estilo de vida sea austero, no se pacta con las tecnologías, no llenan espacios ni gastan energías.

Una comunidad que comunica con sinceridad, celebra la vida del resucitado en medio de la vida, compartimos los sentimientos, quereres, gozos, alegrías, penas… desde el corazón.

Una comunidad que realiza sus sueños.

En Madrid no tenemos ni Asura ni Montesa, vivimos en un barrio pobre, humilde, donde compartimos la vida con los vecinos. No teorizamos ni estudiamos a los pobres, lo somos. Seglares y sacerdotes vivimos bajo el mismo techo o no, pero con libertad para entrar y salir.

La comunidad es palabra que sin hablar se la entiende, que asume todo el trabajo de España y África. No solo es austera, lo parece, no se compara con la vida de España sino con los hermanos que tenemos alrededor, sin ONGs ni macroproyectos, que escucha más que enseña. No se evalúa por lo que hace sino por lo que vive. No presume de proyectos, sino de amor, y una presencia gratuita, esta es la misión: si se puede hacer un pozo se hace, si no no.

Una misión que no es nuestra, es de la Iglesia local y nosotros la servimos en comunidad, nadie hace nada por su propio criterio, porque actúa en nombre de la comunidad. Formada por seglares y sacerdotes.

Una comunidad que tiene en cuenta los carismas personales, en libertad.

Me gusta el mundo de la salud y quiero aportarlo a la comunidad. Descubro en la comunidad y en el trabajo mi vocación.

Una comunidad que tanto en España como en África es un espacio de misericordia, de perdón. No juzga, ni critica, sino que acepta.

Una comunidad en la que se sea honesto consigo mismo y con los demás, que te trate como a un adulto, aunque tengas que oír lo que no quieras.

Una comunidad que no tiene miedo ni al fracaso, ni a tomar iniciativas, creativa sin complejos, con sentido del humor, que comparte risas y momentos de diversión, no solo de sufrimiento, que celebra el perdón, que comparte sus bienes, que el dinero no es un problema, porque la decisiones económicas son comunitarias.

Se pasa de equipos apostólicos a comunidades.

Pepe Ferrer, sma